Centro Quiropráctica Girona Gran Via Jaume I, 42, 2, 2 Girona Catalunya, España 17001
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Me llamo Ester F. y estoy a punto de cumplir los 50. Desde hacía muchos años, y cuando digo muchos quiero decir desde la adolescencia, que sufría contracturas en la zona cervical. No tenía que hacer ningún esfuerzo excesivo, ni un mal gesto... sencillamente me podía levantar una mañana con un dolor que no me permitía hacer ningún movimiento ni con los brazos, ni con el cuello, incluso el hecho de respirar me dolía.
Cada vez que tenía estas contracturas visitaba el "especialista" y comenzaba el recital de antiinflamatorios, relajantes musculares e incluso collarines para evitar movimientos bruscos y ayudarme a aguantar la cabeza. Cuando terminaba el tratamiento con medicamento comenzaba la rehabilitación (educación postural, corrientes, masajes descontracturantes, etc.).
El problema persistía hasta que un día sufrí una contractura tan fuerte que el dolor de cuello se irradiaba hacia la cabeza y hacia abajo del brazo y no me permitía hacer mi vida normal. El traumatólogo me realizó una resonancia y me diagnosticó un comienzo de artrosis cervical debido al desgaste.
Las recomendaciones fueron educación postural, reforzar la musculatura dorsal y tratamiento médico cuando hubiera las inevitables contracturas que continuaron con demasiada frecuencia... y así hasta conocer la existencia de la quiropráctica.
Mi madre y su pareja eran clientes del Dr. Joaquín Valdivia desde hacía tiempo, notaron mucha mejoría en los problemas que sufrían respectivamente y me lo recomendaron.
Tengo que decir que soy bastante escéptica en tratamientos que se alejan de la medicina tradicional, pero visto que para mí no había solución, decidí probar.
El primer día de visita pensaba que sería como las sesiones de rehabilitación a las que había asistido con manipulaciones en las cervicales (cosa que me angustia muchísimo porque me da la sensación de que se me ha de romper el cuello) y para mi sorpresa no fue así. Me entrevistó para saber exactamente cuál era mi problema, me explicó lo que podía hacer y qué no podía hacer para que el tratamiento fuera efectivo y, sobre todo, que tuviera paciencia. Es un tratamiento a largo plazo y no podía pretender mejorar en 10 sesiones para toda la vida.
La sesión dura pocos minutos y no consiste en manipulaciones bruscas, es muy suave, nada agresiva.
Comenzamos con 3 sesiones por semana y las fuimos espaciando en función de lo que el Dr. Valdivia consideraba necesario. Al principio continuaba con contracturas, que con la edad habían pasado de ser sólo cervicales a ser también lumbares... y me empezaba a preguntar si realmente era necesario continuar con el tratamiento ya que yo consideraba que aún necesitaba sesiones con demasiada frecuencia y veía que las contracturas no estaban dispuestas a dejar de perjudicarme.
Pero llegó un día en que me di cuenta que ya no tenía ese dolor cervical con el que convivía hacía tiempo, que hacía mucho que no tenía una contractura fuerte que me impidiera hacer mi día a día, que las sesiones se podían ir espaciando. En resumen, que mi calidad de vida, poco a poco, había ido mejorando considerablemente.
Hace casi un año y medio que me puse en manos del Dr. Valdivia y los dolores han mejorado muchísimo, las contracturas casi no existen, siempre siguiendo los consejos que me dio al inicio del tratamiento. Continuaré con el tratamiento y el mantenimiento más adelante para continuar con el bienestar actual.
Recomiendo a todo el mundo que tenga problemas de espalda o dolores habituales que visite el Dr. J. Valdivia. Con paciencia y sin prisa conseguirá una mejor calidad de vida.
Ester F., 50 años.